EL DIARIO BRITÁNICO "THE OBSERVER" SE HACE ECO DE ATAQUES CONTRA MEZQUITAS EN BIRMINGHAM, BRADFORD Y LEEDS, TRAS LOS ATENTADOS DE LONDRES, SIN QUE TODAVÍA SE HAYA CONFIRMADO LA AUTORÍA DE LAS CUATRO EXPLOSIONES

El diario británico "The Observer" se hace eco de una serie de ataques indiscriminados contra mezquitas y centros culturales islámicos en las ciudades de Birmingham, Bradford y Leeds, tras los atentados de Londres del pasado jueves, 7 de julio.
Coincidiendo con estos hechos, el comisario adjunto de Scotland Yard, Brian Paddik, acaba de reconocer que se han producido "varios actos racistas", en distintos puntos del territorio británico, sin precisar exactamente dónde, pero indicando que en algunos de ellos han habido heridos, "uno de ellos grave".
A raíz de los atentados del jueves, la comunidad musulmana en todo el Reino Unido teme que se lleven a cabo actos de "represalias", de manera indiscriminada, sin que ni tan siquiera se haya confirmado la autoría de las explosiones que han provocado, al menos 52 víctimas mortales y 700 heridos, según el balance oficial provisioonal.
En las ciudades citadas por "The Observer", algunas mujeres musulmanas han sufrido agresiones e insultos por el mero hecho de llevar el velo en la cabeza que impone el ritual religioso del Islam.
En el mismo Londres, ciudadanas británicas musulmanas han sido atacadas por la calle, arrancándoles de un tirón el velo que llevaban, según consta en denuncias ante la policía. Un grupo de jóvenes, que no ha sido identificados, atacó a un ciudadano en el barrio de Essex.
El presidente del Consejo de las Mezquitas Británicas, Sabih Badawi, ha emitido un mensaje para reforzar la convivencia y que los dramáticos y sangrientos atentados "no afecten a la solidaridad entre las distintas comunidades".
Pero la prensa en lengua árabe, editada fuera de Gran Bretaña, sigue siendo unánime, temiendo que los atentados propicien acciones violentas contra musulmanes inocentes, como los sucesos ocurridos contra cuatro mezquitas en Aukcland, (Nueva Zelanda), el pasado sábado, 9 de julio.
El primer ministro neo-zelandés, Helen Clack, denunció en una declaración oficial por televisión estos ataques que - dijo - "se alimentan del odio y la intolerancia". En Auckland, la segunda ciudad del país por número de habitantes después de la capital, Wellington, reside una importante comunidad musulmana, originaria de países de Oriente Medio que, hasta ahora, no había sido víctima de ataques racistas.
Los neo-zelandeses, en su mayoría, son descendientes directos de colonos británicos. En la vecina Australia, concretamente en Sydney, también se han denunciado ataques contra la comunidad musulmana.